Dos alas metálicas que encierran un patio triangular contra una pared de rocas, ventanas gigantescas, revestimiento único en cubiertas y muros, dormitorios en el sótano. Wingårdh apuesta por la disonancia.
El sitio está entre dos casas preexistentes y consiste principalmente en rocas rugosas y difícilmente transitables. La altura máxima, de 3.5 metros hasta el alero, y una pendiente de 14 a 27 grados en la cubierta dificultaban la realización de las dos plantas deseadas por el cliente. La respuesta fue enterrar la que en los bocetos era la planta superior, y crear un patio a ese nivel.
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